En la clase de «Gafas de Cristal», los estudiantes eran los más aplicados de todo el colegio. Pero lo que más destacaba en esta clase era la solidaridad y la amistad que reinaba entre todos los compañeros. Acompáñanos en este dulce cuento :Aprendemos a ser amigos y solidarios en la clase de “Gafas de Cristal” para descubrirlo.

Tras las palabras de Ciar, “Gafas de cristal se quedó asombrada”, él siempre fue “un chico-hormiga duro” al que nunca hizo falta demostrar sus sentimientos. Pero… ¿sabes qué pasa cuando te guardas todo dentro y de repente pasa un día en el que te sientes tan lleno que tienes que desahogarte? Eso es lo que le pasó a Ciar.
La mentira pesó tanto en su cabeza y en su conciencia, que no pudo continuar con ella.
-Muy buenos pensamientos Ciar-habló “Gafas de Cristal”- A veces es muy bueno y necesario limpiar la conciencia.
-¿Qué es la conciencia, profe?-dijeron las alumnas hormigas
-Es una voz interior que todos tenemos. Nos dice lo que está bien y lo que está mal y siempre tenemos que escucharla.
-¿Y eso cómo se logra?-respondió curiosa Cari.
-Con paciencia y sobre todo, pensando en lo que se va a hacer. Una hormiga responsable y buena ciudadana, siempre va a pensar antes dos veces, cuando va a hacer algo. Así se sabe mejor escoger. Y sabrás con seguridad si lo que vas a hacer está bien o regular.
-¿Y si logras escucharte pero no estás seguro de lo que vas a hacer está bien?-preguntó Ohm.

-Siempre se sabe, tu corazón sabrá leer lo que está bien y mal, como hoy le ha pasado a Ciar. Lo mejor no es ser el más listo o el más preparado, sino el que más se esfuerza, en conseguir sus sueños y aquello que piensa que está mejor. Una hormiga con el corazón limpio y que desea el bien nunca obrará mal, por muchas dificultades que se presenten.
-Ohh…-respondieron todas las hormigas a la vez con cara de asombradas y pensando en lo que “Gafas de Cristal” les decía.
-Una buena hormiga es como nuestros antepasados, que cargaban leña y frutos secos para tener abundante comida durante el duro invierno, nunca se cansaban, nunca obraban mal, trabajando todas para sí mismas, apoyándose en comunidad. ¡Nunca se dejaban solas! Y meditaban mucho sus decisiones. ¿Entendéis ahora por qué es buena la conciencia? Porque nos ayuda a buscar el bien no sólo para nosotros, sino también para las personas que nos rodean. Nos ayuda a vivir con responsabilidad cuidando de los demás y nosotros mismos.

-Entonces… ¿la conciencia hace que seamos mejores personas, profe?
-Sí, y además nos prepara para ser más pacientes y fuertes. Me ha gustado cómo habéis comenzando, quiero oír a los otros grupos, ¿estáis preparados?
Aquel día, todos aprendieron una bella lección. Y es que siempre hay que aprender a comportarse bien tanto con uno mismo como con los demás. Comportarse bien para que otros también sean buenos contigo, y así dar y recibir. Las comunidades de hormigas, al fin y al cabo, que aprendieron así a sobrevivir con el bien y una buena conciencia, llegaron a crear grandes imperios.

¿Qué pasará mañana cuando nuestro grupo de amiguitos vayan otra vez a la Casa del Silbido? ¿Seguirán tramando hacer más travesuras a “Gafas de Cristal”? ¿Irá la pequeña Hana a espiarlos? ¿Y su amiga Roberta, la tortuga poeta?
Ahora que has leído «Aprendemos a ser amigos y solidarios en la clase de “Gafas de Cristal”, Sigue leyendo: El misterio de la rueda de bici gigante

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