
¿Quieres más cuentos para niños que te ayuden a compartir ratos con tus niños repletos de ilusión y fantasía? ¡Sigue leyendo, porque hoy traemos «la ortiga misteriosa», otro cuento corto fascinante para vosotros!

Cuando Ori, Ohm, Cari y Ciar encontraron la ortiga misteriosa
Cuando Ori, Ohm, Cari y Ciar, iban a explorar el monte después de clase, siempre encontraban las flores más magníficas y también más encantadoras de toda la montaña. Algunas brillantes y de tonos violetas-azulados tan claritos como el cielo cuando estaba despejado… Otras tan amarillas como el sol cuando estaba fuerte al mediodía y algunas tan blancas, ¡como las nubes!
Aunque se divertían mucho mirándolas, siempre se detenían también para contar sus pétalos, columpiarse en las flores más grandes y también para recoger agua de las hojas. ¡Les encantaba hacerlo y beber el agua más fresquita de la lluvia!

Un jueves que habían terminado las clases antes, ellos se volvieron a ir al monte y en el camino, encontraron una especie de hierba verde muy curiosa ¡que nunca antes habían visto! Ori, que no podía evitar su curiosidad, tocó la hierba misteriosa ¡y le dio tanto picor que se asustó!
Sentía tanto picor en las patitas que se tumbó en el suelo a frotarlas en la hierba, haciendo que los demás se preguntaran ¡que estaba pasando!
Cuando se animó a levantarse, ¡les explicó que había sido la hierba que no sabía que era!
Todos se asombraron y empezaron a ver el grupo de hierbas en el que se acumulaba esa planta tan nueva y misteriosa para ellos.

Así que mirándose entre ellos, tomaron una con la mochila, sin tocarla con las patitas y se la llevaron a la Señora Hormiga del Caldero, que era la hormiguita que hacía los remedios medicinales, ¡cuando estaban con dolor de barriga por comer demasiado azúcar!
Ya una vez en la casita de la Señora Hormiga del Caldero, ellos vaciaron la mochila y la ortiga cayó al suelo, haciendo que todos la volvieran a mirar.
Cuando ella la miró se echó a reír, diciendo:
-¡Es una ortiga!
Y acto seguido, le untó a Ori una crema que hizo que sus patitas ¡no picarán más!
Todos se quedaron asombrados cuando Ori dijo que no notaba nada malo.
Y es que después la Señora Hormiga del Caldero les explicó que había plantas que no debían tocar, ¡y sobre todo la ortiga! ¡Ya que picaba mucho a todo el mundo!

Después ella les preparó un almíbar caliente, y se sentó a leer un gran libro que tenía en la estantería.
Les habló de la camomila, ¡que era muy buena para la barriga!, del eucalipto ¡que ayudaba a respirar mucho mejor en invierno! o de la albahaca, ¡única para calmar el dolor de barriga!, o el aloe vera ¡que curaba mejor las heridas!
Y es que la Señora Hormiga del Caldero era ¡muy sabia! y sabía explicar muchísimas cosas acerca de la naturaleza!
Al irse siempre daba caramelos de sirope ¡y estaban tan ricos!

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