El cuento de la necesidad

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Cuento de la necesidad

Hoy os contaré un cuento que he leído hace muuuuchos años, y que en algunos momentos de la vida me ha servido y ayudado. Con toda seguridad también os ayudará. Simplemente recordadlo.

El cuento de la necesidad

En un pueblo de la profunda Castilla, había un molinero que junto a su hijo –un zagal-, eran los encargados de moler el trigo de todos los agricultores de la comarca, por lo que después de la molienda debían entregar la harina correspondiente a cada vecino.

Un día, después de llevar a su hijo de acompañante durante un tiempo en el reparto de la harina, le dijo al muchacho, que el próximo pedido se encargaría él solo de repartirlo. El hijo, asustado por la responsabilidad, le preguntó al padre:

-Padre, no sé si estoy preparado para hacer el encargo yo solo. Y si tengo algún problema ¿qué hago?

-No te preocupes –contestó él padre–.Si tienes algún problema, llamas a “la necesidad que ella te ayudará a resolver cualquier problema que se presente.

Así que con las palabras de su padre rondándole en la cabeza, el zagal se acostó a descansar.

Al día siguiente, al amanecer, cargaron el borrico con los sacos de harina, y el padre tras recordarle el consejo, le despidió orgulloso. El hijo se fue con su encargo, y después de un largo trecho el calor empezó a apretar. El borrico cansado y sudoroso vio un charco de polvo y pensó:

-¡Bonito charco para darme un revolcón en este rico polvo!

Pues dicho y hecho. El burro se tumbó y se pegó un buen revolcón. Pero a la hora de levantarse, no podía hacerlo debido al peso de la carga que llevaba encima. El muchacho, asustado y tembloroso, intentaba ayudar al burro a levantarse, pero todos los esfuerzos fueron inútiles.

Entonces, el muchacho, ya a punto de llorar, tembloroso y cansado, se acordó de las palabras de su padre y desesperado empezó a llamar a “la necesidad”.

– ¡Necesidad! ¡Necesidad!

Esperó un largo rato mientras miraba en todas direcciones y, al ver que nadie venía volvió a intentarlo, esta vez más fuerte, por si “la necesidad” no lo había oído:

– ¡Necesidad! ¡Necesidad!

Siguió esperando y nada. Allí no acudía nadie, como su padre había dicho que ocurriría. Así, que desató la carga cuyo peso impedía que el burro se pudiese levantar. Una vez se hubo levantado el burro, volvió a cargarlo y sin más incidencias pudo realizar el encargo encomendado en el pueblo de al lado.

Una vez finalizado el encargo y a  la vuelta en el molino, su padre le preguntó sobre los pormenores del viaje, a lo que su hijo le contó la incidencia del  burro en aquel charco de polvo y  como, después de haber seguido las indicaciones recibidas y haber llamado a “la necesidad”, no apareció nadie.

-Y si has llamado a “la necesidad” y dices que no apareció ¿qué hiciste entonces?– preguntó el padre.

El hijo le contó cómo soltó la pesada carga  que impedía al burro levantarse y una vez en pie, volvió a cargarlo y seguir viaje hasta cumplir el encargo.

-¡Pues esa, hijo, ¡esa es “la necesidad”! Una vez analizado el problema, ponerle el remedio adecuado y continuar adelante…

MORALEJA: el cuento de la necesidad enseña, que cada problema tiene una solución. Solamente hemos de pensar y buscar la mas  adecuada.

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Hoy os contaré un cuento que he leído hace muuuuchos años, y que en algunos momentos de la vida me ha servido y ayudado. Con toda seguridad también os ayudará. Simplemente recordadlo cuando llegue el momento: os ayudará
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2 comentarios

  1. Buenos días:
    Agradezco mucho la publicación de este cuento «La Necesidad». Una vez lo leí en una colección que se llamaba «Cuentos del mundo» y había perdido el libro, mas el recuerdo y la moraleja de esta historia jamas la olvidamos.
    Desde hace muchos años estaba buscando este cuento en cuantos libros de cuentos infantiles que encontraba en las librerías y también la internet. Es un cuento que mis hijas, ya adultas y con sus familias, no han podido olvidar, pues en cada circunstancias han pensado en lo útil que les ha sido la Necesidad en cada uno de los tropiezos con los que han tenido que enfrentarse.

    1. hola; me ha ocurrido lo mismo. Lo he leído siendo un niño y nunca se me he olvidado la moraleja del cuento. Se lo he contado a mis hijos y he optado por publicarlo según había quedado en mi memoria. Sin duda, cuentos que enseñan
      Un saludo

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