Cuento para niños
Cuento para niños: la calabaza que sabía hablar en Hormitrópolis, país de las hormigas
La calabaza que sabía hablar,
Es verdad que Ciar era una hormiga adolescente muy valiente… se decía Ori mientras se reía y preparaba una trampa para él…
En silencio y con la lámpara-vela en las manos, había tocado en la ventana de Cari y Ohm para contarles muy bajito lo que estaba preparando.
Sus amigos estaban de acuerdo así que todos corrieron en puntillas para que nadie los oyera y colocaron delante de la gran columna de la plaza una calabaza iluminada.
Detrás de la columna, Ori puso varias lamparitas de luz más, ya que llegado el momento, ¡Iría poniendo más y más luz en la calabaza!
Todos se rieron, pensando que sería una broma genial. Así que sin decir nada y manteniendo el secreto, fueron a la fiesta de los caramelos con sus disfraces, pasando de manera planeada por la plaza.
Había tantas hormigas allí que Ori se escapó (como planeó) hasta detrás de la columna, donde nadie lo veía. Tomando su altavoz y cambiando la voz a la vez que puso una música tenebrosa.
-C-I-A-RRRRR-se escuchó una voz fantasmagórica.
-C-I-A-RRRR…
Todas las pequeñas hormigas corrieron con sus bolsas de caramelos para esconderse en sus casas, mientras asomaban un ojo por la ventana y sus cortinas.
Hasta que quedaron sólo varias hormigas adultas, varios grupos de hormigas adolescentes y nuestros amigos.
Cari y Ori se metían en el papel, ¡haciendo parecer que tenían miedo!
Ciar, mientras tanto se agarró a un árbol, dejando caer sus caramelos en el suelo y escondiéndose tras él.
Ori, mientras tanto seguía poniendo más luz en la calabaza y más voces que escondía con la música de miedo.
-C-I-A-RRRR… quiero que me entregues tus caramelossss… Ciarr…
Ciar, seguía detrás del árbol sudando y contemplando con un ojo asomando la cabeza, detrás del árbol, lo que salía de la calabaza.
¿Podría hablar? ¿Echaría un conjuro sobre el poblado de Hormitrópolis?… todo era muy confuso y ¡daba mucho miedo!
Armándose de valor, decidió protestar ante la calabaza y comenzó a dar pasos echando pecho hacia adelante para defender a su pueblo, así que al llegar enfrente de ella, respiró muy fuerte y cuando quiso hablar, otra vez la calabaza chilló:
-C-I-A-RRRRRRR… ¡Por finnnn estásss aquí!!! ¿Dónde están tus caramelossss?
Ciar se quedó con la cara blanca, y echó de nuevo a correr hasta la casa del silbido. Nadie lo vio volver y tras la broma sus amigos estaban riéndose mucho.
Cuando fueron a buscarlo, Ori llevó su altavoz y ya con él, calmándolo de que no pasaba nada, Ori volvió a hacer la voz… ¡Y Ciar se cabreó mucho! Dicen que Ori tuvo que escarparle al menos 3 días para que no le diera una zurra.
¡Pobre calabaza! Al pasar el día nadie se acordó de ella…
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