Cuento- La expedición Rosquilla y el mercadillo.- Parte 2.
Así Ciar con sus miedos y dudas siguió esperando al lado de su nuevo amigo y su patrulla para ver aparecer el coche que llegaría ahora por la tarde.
Concentrados… no sabían que pronto llegaría una sorpresa.
Un pitido y unas luces comenzaron a sonar y a aparecer en la zona. ¡Parecía la sirena de la moto de la policía de Hormitrópolis!
Al escuchar la sirena rápidamente el nuevo amigo de Ciar huyó, dejando el humo de su moto y a Ciar con cara de asombro.
Los tres colegas de la rebelde hormiga se comenzaron a pelear por ver quien se escapaba primero.
-¡Yo me voy! ¡Yo me voy!- decían a la vez mientras la líder les agarraba.
La policía-hormiga sin embargo estaba muy cabreada y estaba dispuesta a repartir castigo para la patrulla ¡qué había querido comenzar la aventura de exploración sin permiso!
Tras ella, iba una hormiga anciana. Cuando Ciar volvió a mirar fijamente, ¡se dio cuenta de que era el anciano que le había contado en la plaza la historia de su padre!
-¿Es usted?- le preguntó curioso.
-Sí… sabía que ibais a hacer una locura y que vuestra curiosidad por los dulces iba a aumentar, haciendo que pensarais como ir a buscar más.
-¿Cómo lo sabía?
-Porque yo al igual que tú fui joven. Quería conocerlo todo. Las magdalenas habían encantado a todo el mundo y tras probarlas Hormitrópolis se revolucionó. No quiero ver otra revuelta, ya me valió con una. Tu todavía no sabes lo que es un pueblo infeliz.
-Pero ¿si a ellos le gustaban tanto los dulces porque después estaban tristes?
-Porque querían cada vez más y más. No les valía con comer dulces cada día, cada dos, ¡se habían vuelto egoístas! Después se crearon grupos. Una parte de las hormigas de la ciudad quisieron ir a buscar los dulces a la casa de los humanos y a la gran ciudad y otros no, porque no querían morir atropellados por los coches o pisados por los humanos. Hubo muchas luchas y finalmente Barbudo, nuestro líder, creó la norma de que sólo tomaríamos terrones de azúcar. Ser rebelde no está bien hijo.
-¿Qué es ser rebelde?
-Ser rebelde es cuando sólo quieres hacer lo que tú piensas que está bien, sin pararte a pensar en si le molestará a los demás o no.
La hormiga policía mientras seguía contemplando al grupo. Sin que ellos supieran cual sería el castigo. Rápidamente subió a las hormigas en su moto y se las llevó bajo la atenta mirada del anciano y Ciar.
-¿A mí no me llevan?-preguntó tímido.
-No te preocupes… les he dicho que tú no tenías la culpa.
-¿Por qué?
-No eres un joven malo… sólo que te mata la curiosidad, como a mí cuando tenía tu edad.
-¿Y cómo volveremos a casa ahora?
-Iremos andando. Mientras te contaré una historia.
Ciar suspiró, con ganas de quejarse, pero aguantándose, porque al fin y al cabo el anciano lo había defendido. Mientras las demás hormigas iban apretujadas en la moto policía, ellos se adentraron en el camino de hierbas para volver.
-Tengo que confesarte algo…-le dijo entre tímido pero desafiante el anciano hormiga.-Yo sé hacer las magdalenas de fresa, pero nunca quise desvelar la receta.
-¿Sabe hacerla?-Ciar lo miraba con ojos brillantes.
-Sí… si tanto te gustan podré compartir contigo la receta pero has de prometerme algo. ¡No la compartirás con nadie!
-Claro que sí… prometo no decir nada… ¿qué necesitamos?
-Al llegar al pueblo, mañana tendremos que recolectar cereal, frutas rojas, harina y leche.
-¿Pero cómo es posible?
-Yo te enseñaré.
CONTINUARÁ…
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