La hormiga adulta que estaba en el grupo, enseguida se le ocurrió una idea.
-¿Lo recogiste tú solo?-le dijo a Ciar.
-Sí…-le respondió tímido nuestro amigo.
-Me has hecho feliz. Mi padre muchas veces me hablaba de los secretos que había en la gran ciudad de los humanos, pero nunca me dejó ir a explorar. No era una fantasía, de verdad existían y él no estaba loco… Le llamaban “El loco” por creer en estos dulces, ¿sabes? Porque todos decían que era mentira y que él no podía creer. Quiero proponerte algo: te llevaré en mi moto y será más fácil llegar a la ciudad de los humanos. Allí cargaremos más dulces.
-¿Pero no tienes miedo?-le respondió Cari asustada.
-No… podemos llevar los cables hilo que tengo y haremos una expedición. Podremos tener dulces todas las semanas. ¿Qué me decís?
Todos se miraron por unos segundos.
-¡Me apunto!-dijo una hormiga adolescente con el cabello rizo.
-¡Nosotras también!-comentaron las demás hormigas jóvenes.
Nuestro grupo de la casa del silbido se buscaron con sus ojitos y observaron entre sí que todos decían que sí con la cabeza.
-Mi grupo también va-afirmó Ciar.
-¡Estupendo! Os veo aquí mañana a las 5 de la tarde. Comenzaremos e iremos ese mismo día.
Ya en las afueras donde se encontraba la Casa del Silbido, nuestro grupo estaba conversando acerca de la expedición.
-¿Crees que hemos hecho bien en aceptar?-dijo Cari.
-Sí… no veo porque no… no tengo miedo.-respondió Ciar.
-Nos podemos meter en un gran lío cuando los ancianos hormiga se enteren. Para ellos no está bien.-siguió hablando Cari.
-No tenemos por qué decirles nada.-continuó respondiendo Ciar.
-¿Y qué les diremos cuando vean que no hemos vuelto hasta el día siguiente? ¡Será mucho tiempo fuera de casa!-Cari estaba indecisa.
-Les diremos a nuestros padres que hay excursión.-contestó Ohm.
-No podemos… ¡le preguntarán a Gafas de Cristal!-aseguró Cari.
-Mmmm…-pensó Ciar.-es verdad… se van a poner a pensar cuando vean que nosotros vamos a faltar a clase. Haremos una cosa… iré yo. Vosotros quedaros.
El grupo quedó en silencio y con temor por lo que podría pasar. ¿Se darían cuenta los mayores de todo lo que estaba pasando?
Mientras los pájaros cantaban y despedían la tarde…
Después de clase Ciar llegó a la plaza en donde vio a la hormiga adulta hacerle una señal desde una moto. Los demás chicos no estaban.
-¿Qué ha pasado con los demás?-se sorprendió Ciar.
-Tranquilo chico… esto siempre pasa… han cogido miedo y no han venido. ¿Estás listo?
-Sí…-respondió Ciar preguntándose a si mismo si haría bien, recordando el triunfo de la vez anterior y su sueño de regalar lo mejor a sus amigos.
-Sube y agárrate fuerte, vamos hacia las afueras, a las casas de los humanos.
Y así fue… la moto arrancó de manera rápida, dejando un rastro de aire que molestó a las demás hormigas que iban caminando deprisa, sin darse cuenta de nada.
Ciar se sorprendió de lo rápido que iba y como se sentían las hierbas y las plantas con sus hojas rascando y haciendo cosquillas en las mejillas.
Por primera vez estaba viajando como un mayor. Eso le gustaba…
Al llegar a la casa de los humanos, el “hormiga motero” se paró en seco. Ciar estaba mareado.
-¿Estás bien chico?
-Sí… últimamente estoy haciendo muchos viajes de estos, ¡¡rápidos!!…
-Je je je… te acostumbrarás. Vamos a parar. A las 7, siempre cogen un coche grande y se van a la ciudad.
-¿Un coche?
-Eso… ¿qué es?
-Ya lo verás. Es mucho más rápido que esto.
Ciar se temía lo peor. Comparado con lo que había vivido el otro día en la ciudad, esto iba a ser un desastre ¡o demasiado nuevo o para asustarse! Pero este chico sabía mucho y se lo iba a demostrar.
Al cabo de unos segundos, aparecieron tres motos más con unas grandes cestas en la parte de atrás.
-¿Y esto?-habló Ciar sorprendido.
-Son unos colegas. Nos van a ayudar.
-¿Ayudar?
-A traer los dulces. Ya verás.
Ciar por un momento se sintió importante. ¿Habría logrado formar parte de una gran expedición?
Estaba muy nervioso y con ganas de ver qué era eso de los coches.
¿Tardaría mucho en llegar?
Todo parecía que iba a ser muy fácil pero él no sabría que después en la ciudad se encontrarían con un gran problema… Y es que las experiencias en la vida nunca pasan de la misma manera. ¡Así como viene la fortuna así puede costar más conseguirla!
¿Se rendirá?
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