Cuento- La extraña hormiga vestida de negro
La hormiga vestida de negro siguió mirando a Ciar de una manera fija. Hasta que se atrevió a hablarle:
-¿Qué haces ahí parado? ¿No tienes amigos?
-Es una larga historia- le respondió Ciar.-No quiero verlos
-¿Estás cabreado con tus amigos?
-Sí… algo así… es algo largo de contar.
-¿Y tú por qué vas de negro?
-Es un color que me gusta, me describe.
-¿Por qué?
-Porque el color negro es calma. Yo soy tranquila. Es cómodo. Y aguanta el calor.
-Cada color, entonces… ¿significa algo?-preguntó Ciar curioso.
-Claro que sí.-le contestó la hormiga-El azul es paz, el rojo energía, el naranja alegría.
-¿Y el violeta?
-El violeta, tranquilidad. ¿Sabías que el negro contiene todos los colores?
-No…
-¿Y cómo te llamas?
-Ciar.
-Yo soy Wendy.
-Encantado Wendy.
-Ahora seremos mejores amigos. Voy a compartir contigo esto-quito una magdalena de su mochila-dicen que están muy buenas, pero no las he probado.-le ofreció la mitad de la magdalena.
Ciar se quedó mirándola.
-¿No te gustan? No tengas miedo. Ayer las vendía ese chico hormiga de aquel grupo.-señaló a Ori.
-¿Las vendió él? -se cabreó Ciar, caminando con paso firme hacia ellos.
-¡Eh! ¿A dónde vas?…-se quedó sola Wendy.
Acto seguido, Ciar comenzó a pelearse con Ori.
-¿Por qué me robaste las magdalenas? ¡Te vas a enterar! ¡Me las robaste y luego hiciste como si nada hubiera pasado!-rodaron por el suelo mientras Ciar no lo soltaba.
-¡Para Ciar! ¡Para!
-El anciano hormiga me dijo que me las regalaba, que no las enseñara, ¿ahora que va a pensar de mí? Le juré que no diría nada.-siguió peleando con Ori.
-Lo hice porque ¡quería ser popular como tú!
-¡Cállate!
-Es verdad, todo el mundo te quiere, siempre están hablando de ti. ¡A mí me ignoran!
En este momento todas las pequeñas hormigas estaban mirándolos en un círculo que se arremolinaba en torno a ellos.
-Ohh……-exclamaron a la vez.
Ciar paró de pelear con él y se sentó en la arena del parque. ¿Qué le diría ahora a Ori?
-Yo no soy popular Ori, y tú no tienes que hacer eso por serlo. Estuvo mal.
-¡Sí que eres popular! Todas las hormigas hablan de ti y se te quedan mirando siempre.
-Por mis travesuras…. Porque falto a clase, por el robo del examen…-chilló Ciar-¿esa es la manera de ser popular?
-Ohh…-seguían cuchicheando las hormigas.
-Ahora el anciano hormiga pensará que lo traicioné y ¡es tu culpa!
Los dos se sentaron en la arena, mientras no podían aguantar las lágrimas. ¡No sabían que hacer para arreglar todo!
Lo que no sabían es que un sombrero estaba asomado por las rejas del parque, y debajo de ese sombrero, había una hormiga importante…
CONTINUARA
¿Te ha gustado la historia?
¿Por qué no te apuntas a la newsletter? Recibirás las nuevas entradas en tu email (¡cero spam, prometido!) y tendrás acceso a contenido exclusivo para los seguidores de Hormitrópolis. Por supuesto, es gratis. 🙂