Cuento-La garza que vino de Oriente

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La garza que vino de Oriente

Una mañana de domingo, Ciar, Ohm, Cari y Ori, estaban poniendo sus patitas a remojar en la orilla del agua del mar.

Para una hormiga, el agua salada del mar era inmensa, tanto que tenían que colocarse en la orilla, ¡para no asustarse con las olas!

Mientras estaban hablando de lo que había pasado en el cole, mirando el sol resplandeciente, se dieron cuenta de que un pájaro blanco y rosa muy grande, volaba ¡muy rápido! ¡¡Y hacia ellos!!

Cuando estaban tumbados cara a la arena, para protegerse, se sorprendieron al ver que la garza cayó aturdida en el suelo.

A los segundos, intentaron acercarse a ella y tocarle las alas.

Aunque la garza, no respondió hasta que pasaron unos segundos, después sí abrió los ojos lentamente.

-Estoy muy perdida. ¿Dónde estoy?-le dijo a las hormiguitas.

-En Hormitrópolis- le respondió Cari.

-¿Hormitrópolis? No lo conozco…-dijo confundido la garza

-¿De dónde vienes?-le contestó Cari

-De muy lejos, de Japón…

-¿Japón?-respondieron todos a la vez.

Cuando la garza respondió que sí, les contó que el gran viento del sur la había aturdido y perdido de su grupo al volar.

Al intentar retomar su dirección, se despistó con los colores de un precioso arco-iris al mirar el cielo,Y dando vueltas, cambió sin querer de dirección…

Sentada la garza en la hierba y las hormiguitas sentadas en las alas de la garza, ella les contó que en Japón, sus amigas las garzas dormían en el río, viendo pájaros de colores y a las carpas nadar.

También les habló de la música de flauta, así como de las bailarinas tradicionales, con vestidos de mil colores.

Las hormiguitas entonces pensaron que Japón era la tierra de colores infinitos, donde todo era alegría, y la garza prometió que un día las llevaría de visita.

De regalo, una pluma de la suerte les dejó.

Y les prometió que cada día de arco-iris les llegaría una carta desde su lejana tierra.

Cada día de arco iris, llega de manera puntual, una postal con purpurina y lazos de colores a Hormitrópolis y el cartero-hormiga, se pregunta, ¿de dónde llegará? Dejándola en la plaza del pueblo.

Al recogerla, Cari, Ciar, Ohm y Ori, sonríen, recordando a su amiga. Cuando vieron marchar a la garza que vino de Oriente, sabían  que ella les enviaría sus cartas. ¡Y así fue durante muchas primaveras! Llegando después el poblado de garzas a Hormitrópolis.

Si te ha gustado La garza que vino de Oriente, es el momento de leer el cuento de Ciar encuentra un huevo misterioso

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Una garza despistada y perdida se posa en Hormitrópolis durante una mañana de domingo en la que Ciar, Ohm, Cari y Ori, estaban poniendo sus patitas a remojar en la orilla del agua del mar.
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